jueves, 5 de septiembre de 2013

Hipocresía cristiana.

La religión cristiana, cuyo nombre se debe a Jesucristo, el creador de su ideología (e hijo de los Dioses y esas cosas de locos) se remonta a los tiempos del Imperio Romano y se extiende hasta la actualidad. Sus principios se basan en la humildad, caridad y misericordia, así como en el amor al prójimo, pero como todos sabréis, sus máximos representantes no predican con el ejemplo. Palacios, joyas, coches blindados...Pero no es de eso de lo que quiero hablar.

Cuando hablo con creyentes, la mayoría suele afirmar que el hecho de pasarse por el forro los principios cristianos en busca del bienestar propio es solo cosa del Papa, de los arzobispos y demás personal influyente, y que el religioso normal, el creyente de base, no es igual.

Pues bien, por causas mayores y en contra de mi voluntad, hoy he visitado una de las iglesias cristianas más influyentes de mi entorno (incluso se peregrina a ella una vez al año) y me he dado cuenta de la creciente hipocresía de la religión. 

Cientos de personas poniendo dinero en una máquina que enciende velas rojas y comprando estampitas de sus santos preferidos y diversos talismanes mágico-religiosos. Cientos de "creyentes de base" rezando en busca de ayuda divina en sus propias y egoístas vidas. Cientos de humildes religiosos arrodillándose ante estatuas representativas de su profeta, como si de su absolutista rey se tratara, buscando la salvación de sus supuestamente humildes y amorosas almas...

Y sin embargo, en la misma puerta de la iglesia, dos mendigos harapientos y descuidados piden limosna. A estas personas nadie las mira. Dos personas que malviven y a los cuales, según las creencias del templo en el que se sitúan, se debería ayudar en todo lo posible. La humildad, caridad y misericordia, así como el amor al prójimo, no existen para estos dos hombres.

Y mientras tanto, saliendo de la iglesia, muchos creyentes en la palabra del Señor se dirigen a sus casas felices por haber cumplido con sus absurdos rezos vacíos y haber comprado sus talismanes inútiles, sin sentir apenas remordimiento por haber visto a varios hombres que probablemente no coman esa noche. 

Esos son los creyentes que en nada se parecen a las figuras poderosas a las que tanto critican. ¿O si?

miércoles, 7 de agosto de 2013

Hablando de huevos.

Desde hace años la gente se ha preguntado esa estupidez de "¿Qué fue primero, el huevo o la gallina?" y yo tengo la respuesta.

Obviamente, como en todo, primero hay que especificar (porque si no especificas, no sabes lo que estás preguntando, y si no sabes lo que estás preguntando, no esperes una respuesta coherente). ¿Se trata de un huevo en general, o de un huevo de gallina?

Si estamos en el primer caso, sin lugar a dudas hubo reptiles muchísimo antes que las gallinas y, por lo tanto, se reproducían mediante huevos. El huevo fue antes que la gallina.

Si nos paramos en el segundo caso, debemos esclarecer que la gallina fue fruto de la evolución continuada. Por tanto la gallina se gestó dentro de un huevo de su antepasado genético (no de gallina). Es decir que no puede haber huevo de gallina sin existir la gallina. La gallina fue antes que el huevo.

Dicho esto, ya podéis dejar de preguntar tonterías y dedicar vuestra vida a fines más lucrativos. 

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